domingo, 20 de octubre de 2013

Apátridas a la fuerza

Apátridas que vienen a morir a tierra verduga. Apátridas forzados que perecen en inmensas aguas buscando no se sabe qué o, mejor dicho, huyendo de sí se sabe qué. Burócratas que desde Bruselas, ciudad levantada con los recursos naturales y humanos del Congo, viajan hasta Lampedusa, árida tierra donde espera la parca a todos aquellos que escapan del hambre y del miedo, para visitar las costas donde se yerguen las improvisadas morgues de arena en busca de la foto de periódico pero sin el honor suficiente como para reconocer culpas.

Si se habla de estructura y sistema, el intolerable sin sentido de la inmigración mortal es una cruda foto de su lógica criminal. El desarrollo capitalista europeo vio en Africa tierra fértil  y mano de obra esclava a la que explotar, y desde hace cinco siglos lo único que ha cambiado a sido la forma en la que se le desangra. De colonias dependientes de metrópolis a colonias dependientes de multinacionales, el destino de África ha sido lineal. Instituciones globales que exigen contrapartidas nefastas a los intereses de los africanos a cambio de préstamos o legislaciones europeas que criminalizan la ayuda civil a pateras en deriva. Después de la catástrofe una nota institucional de lamento es suficiente, pero la legislación no se toca. África es periferia y las multinacionales que la violan no dejan de estar compuestas de capital céntrico. Si algún gobernante, en pro de los intereses de su pueblo, supone peligro para estas, rápidamente es depuesto por un servil pelele. Golpes de Estado militares o en cubierta, apoyo a sátrapas sanguinareos a cambio de plegarse a sus intereses económicos. Eso es lo de menos. Lo que importa es que el petróleo y el gas llegue donde tiene que llegar sin que su precio se aletere ni un céntimo y que los diamantes de sangre sigan controlados por milicias. Luego, siguiendo la interpretación del hipócrita papel que occidente se empeña en jugar, se llorará la muerte de Mandela como si de un simple activisa negro pro derechos raciales fuera. Pero la legislación seguirá sin tocarse.

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